
La consecuencia de lamentarnos, consagrarnos en el más rudo de los jueces es no saber lo que es vivir, dar un paso adelante para que el ser que somos se introduzca en volvernos perfectos, cuesta tanto trabajo, sé que es fácil decirlo, pero difícil hacerlo, comencemos por amarnos a nosotros mismos, amar los errores, hacer a un lado el juicio y aunado a esto, volvernos los mejores escultores para arreglar cada grieta y cambiar el rumbo de nuestras actitudes, simplemente, APRENDIENDO DE LAS IMPERFECCIONES DEL ALMA.
Muchas bendiciones a todos y bienvenidos como siempre a ésta, su casa.